martes, 27 de julio de 2010

Himno a la Virgen por T. S. Eliot

Lady of silences                               Señora de los silencios
Calm and distressed                         calmada y agitada
Torn and most whole                       desgarrada y enterísima
Rose of memory                              rosa de la memoria
Rose of forgetfulness                        rosa del olvido
Exhausted and life-giving                  agotada y dadora de vida
Worried reposeful                            preocupada llena de reposo
The single Rose                                la única Rosa
Is now the Garden                           es ahora el Jardín
Where all loves end                         donde todos los amores acaban
Terminate torment                           terminan el tormento
Of love unsatisfied                           del amor insatisfecho
The greater torment                         el mayor tormento
Of love satisfied                              del amor satisfecho
End of the endless                           fin del viaje sin fin
Journey to no end                           hacia ningún fin
Conclusion of all that                      conclusión de todo lo que
Is inconclusible                               no puede ser concluido
Speech without word and               lenguaje sin palabra y
Word of no speech                        palabra de ningún lenguaje
Grace to the Mother                      gracia a la Madre
For the Garden                              por el Jardín
Where all love ends.                      donde todo amor acaba.


T. S. Eliot, Miércoles de Ceniza, II.

Este himno no se parece a nada que se haya escrito en inglés en sus cadencias y sugerencias, y se hace patente el poder renovador de la gracia por intermedio de la Virgen, cuyos apelativos son numerosos y entre los cuales subrayo el inicial en estos versos, recordando que a ella también se la llama rosa mística.


Son los huesos del sujeto poético del poema los que cantan este himno ante las palabras de Dios que les dice que profeticen al viento tal como le dice a Ezequiel (37: 9). Estos huesos están dispersos bajo un enebro en una imagen que, a su vez, evoca la de Elías en 1 Reyes, 19: 4.

Por otra parte, la paradoja de «the Garden / Where all loves end» y «the Garden / Where all love ends» no se limita a una interpretación: pero el sentido obvio es que mientras los amores inferiores llegan a un fin aquí, en el sentido de que son concluidos, el amor superior allí alcanza su destino y su consumación. Donde todos los amores acaban, el Amor comienza. Esto no plantea una disyuntiva entre el amor a un ser humano, hombre o mujer, o a Dios, ya que amando a una mujer o a un hombre podemos acercarnos más a Dios si amamos gratuitamente y sin reservas tal como nos amó Cristo y si somos sarmientos de la viña; sólo así damos fruto.

Y los versos «fin del viaje sin fin / hacia ningún fin» tiene reminiscencias del tercer verso del último canto del Paraíso de Dante en la oración que San Bernardo le dirige a la Virgen al iniciar el canto: «termine fisso d’etterno consiglio» (“término fijo de eterno consejo”).

Por otro lado, la Encarnación y la Pasión son presentadas juntas: el silencio de la Palabra es el del bebé sin palabras y el de Cristo que ante sus acusadores "no abrió su boca". A lo largo de Miércoles de Ceniza, se pone énfasis en el silencio como una condición para vivenciar momentos espirituales.
Más adelante en el poema III leemos la exclamación a Dios: «sólo di la palabra», y en el poema IV la Virgen: «hizo un gesto pero no dijo palabra». Luego, en el poema V leemos: «la Palabra sin palabra», etc. Con respecto al quinto poema, hay más versos en el texto que subí el 6 de junio, cuyo título es "La Palabra". 


Con respecto a las imágenes, en el canto XXIII del Paraíso de Dante la Virgen es la rosa en la que el verbo divino se hizo carne, pero “la rosa de Sharon” es un título dado al mismo Cristo y Dante al contemplar el cuerpo místico en el cielo contempla la beatitud de los santos, la Iglesia triunfante, en forma de una rosa blanca (cf. Par., XXXI).

He aquí un texto mariano en manos de uno de los grandes escritores del siglo XX, ganador del premio Nobel de Literatura en 1948. Escribió este poema en 1930, tres años después de convertirse al Anglicanismo. Lo he traducido por entero hace poco tiempo junto a otros poemas suyos. Quien guste leerlo me lo puede pedir que se lo mando. Espero que hayan disfrutado de estos versos -a mi parecer- preciosos.


PD: Mantengo las mayúsculas al inicio de cada verso en inglés porque así se hace con la poesía en lengua inglesa.

Y aquí para quienes gusten, Miércoles de Ceniza recitado por el autor:




1 comentario:

Lido Maria dijo...

Desde Colombia, leí el poema a María, hermoso. Mil gracias por publicarlo. Ofreces otros poemas que has traducido. Me gustaría que me los enviaras si es posible. Mi correo es: lsanti2004@yahoo.es

Gracias,

Lido María Teresa del Carmen Santiago.